es chistoso. yo me considero muy afortunado por la vida que me tocó, y nunca he renegado de mi realidad. la verdad es que me va bien gracias a aquél que me mantiene y no tengo razones para quejarme. esa facultad está llena de gente como yo, gente a la que no le hace falta nada y que estudia las carreras ahí impartidas porque tienen la seguridad de que no necesitarán dinero mientras estudian así que pueden dedicarse a estudiar cosas que no podrán aplicar en un empleo bien pagado hasta después de unos cuantos posgrados y estudios de preferencia en el extranjero. pero la gente es rara y todos esos hijos de sus papás reniegan todo el tiempo de sus realidades y a pesar de vivir en coyoacán y en centro de tlalpan y de tener coches bastante más que decentes, se creen indigenas chiapanecos que tienen que criticar diario a todas las instituciones y a pesar de vestirse con ropa de zara(rota adrede en las rodillas) van a manifestarse afuera de rectoría porque quieren quitarles un día de descanso. ciertamente, y como es costumbre, lo que digo parece no tener sentido, pero es que esa gente me molesta mucho, son esas pequeñas (o no tanto) incongruencias las que me molestan de la gente. el caso es que yo estaba harto de esa gente que abundaba en esa facultad. "cambiemos al mundo con colgate" se queda pendeja, estos weyes querían cambiar al mundo con sus cigarros de mota en los pasillos y sus sellos en las puertas conmemorando la entrada de la pfp a la UNAM (y no es que yo la apruebe). pero pa dejar de desvariar, estaba yo bien harto de toda esa gente y de una que otra clase que resultó más aburrida que las de ingeniería cuando un día de lo más normal entraba yo a las 7 a clase de análisis computacional I. Salí de mi casa como siempre, una hora antes de la clase pa llegar con tiempo, y pa desayunar, por aquello de las prisas, solo alcancé a agarrar del refri uno de esos botes de yoghurt de a litro con tapa inútil y sabor a fresa. lo metí a la mochila con los cuadernos y tareas y salí volando. a medio camino, que en realidad era muy cerca de la escuela pero por el tráfico seguía muy lejos, decidí tomar un buen trago de ese yoghurt y para eso acerqué a mi la mochila y al agarrarla por la parte de abajo noté que estaba humedecida.
en el siguiente semáforo abrí la mochila con harta preocupación y la encontré toda regada de liquido rosa.
los cuadernos estaban empapados
las hojas de mi tarea estaban empapadas
la calculadora estaba empapada
el folder con documentos importantes estaba empapado
llegué a la escuela y no me bajé del coche, aquello era demasiado, y era la señal más clara de que el destino no me quería estudiando ahí
lo único que me molesté en limpiar fue la calculadora. los cuadernos los tiré seis meses después cuando vi que había pasado el examen de la UAM
2 comentarios:
Yo desayuno un yogur, una barra y un paquete de cuatro galletas de lunes a viernes desde el 21 de agosto del año en curso. Cabe mencionar que ya no puedo más.
Y una subestimando el poder del yoghurt....pff.
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