enero 17, 2009

Teenage Kicks

Siguiendo con el objetivo que me puse de escribir más seguido, y aprovechando que tengo un montón de sueño y eso medio me ayuda a expresarme, quiero relatar el desafortunado incidente en el que me vi envuelto ayer por la tarde.


Intenté establecer alguna relación entre la canción que iba escuchando en ese momento y lo que me pasó pero no hay mucho que relacionar; lo que sentía y lo que pasaba por mi cabeza durante y después del accidente no guardaba relación alguna con el amor ni las ganas de estar con alguien. Si acaso, la frase que puse arriba podría relacionarse de alguna manera perversa y retorcida. Obtuve demasiada excitación, casi más que la que podía aguantar. Mis manos temblaban y no reaccionaba con naturalidad. Tenía el teléfono en una mano y el número al que tenía que hablar en la otra y no podía unir los dos pensamientos en uno solo, llamar al seguro.

Los impulsos adolescentes del conductor del accord blanco lograron que convirtiera su coche en chatarra y mi tarde en un desperdicio de tiempo, justo lo que no tengo para perder. Resulta que, en un intento por demostrar que era mejor que yo (su coche ERA mejor que el mío, él, por lo visto, no), aceleró junto a mi para ganarme el carril y se me cerró para meterse a su calle. El único y determinante problema es que su calle ya había quedado atrás cuando el se intentó salir de la lateral del periférico y como resultado, se fue a estrellar a unos 100 km/h contra un poste y una caseta de vigilancia. Venía con tanta velocidad que al chocar rebotó contra el poste y la pared de la caseta, y estaba tan cerca de mi que no tuve tiempo de esquivar su rebote y lo único que pude hacer fue mover el volante en un intento desesperado por no chocar yo también. Lo único que logré fue no darle de lleno en la parte posterior y darle en la esquina trasera con mi esquina delantera, destruyendo así su parte posterior casi completamente y mi parte delantera derecha casi completamente. Cabe resaltar que todo lo hasta aquí narrado ocurrió en un periodo muy corto de tiempo, razón por la cual no pude reaccionar bien. También cabe resaltar que yo, para variar, no venía a una velocidad alta como normalmente hago.

Quedé "estacionado" viendo hacia los carriles centrales y el quedó con la punta en sentido contrario. La posición de los coches dejaba solo un carril libre y eso, a esa hora, en esa calle y en esta ciudad, solo podía provocar caos. 

A mi no me pasó nada, pero cuando me recuperé de la impresión inmediata, tenía dos cosas en mente; una, NO PUEDE SER, NO OTRA VEZ, mi papá se va a emputar; dos, QUE CARAJOS INTENTÓ HACER ESE HIJO DE PUTA. Apagué el motor y puse las intermitentes, abrí la puerta del coche, me bajé, pateé el árbol más cercano y me dejé caer en el pasto. Me quedé así unos 30 segundos hasta que me calmé un poco y comprobé que todo estaba bien conmigo. Entonces me levanté y saqué los papeles del seguro, comprobé que traía mi licencia y mi tarjeta de circulación y llamé. El ajustador llegaba entre 30 y 45 minutos. Llamé a mi mamá para avisarle lo que había pasado y empecé a llorar. No lloraba así desde hace unos años, ni siquiera me acuerdo cuando fue la última vez que lo hice. Le hice saber que quería que fuera porque no estaba bien. Pase unos 10 minutos llorando adentro del coche no se bien porque razón. Cuando me tranquilicé la volví a llamar para decirle que ya estaba mejor y no era necesario que fuera pero de todos modos ya iba para allá. (Todo esto pasó bastante cerca de mi casa)

No fue hasta unos quince minutos después del choque, cuando ya estaba más tranquilo y había repasado mentalmente lo ocurrido, que me acerqué al otro coche y vi al conductor. Era un baboso de unos 16 años que, como yo, estaba muy asustado. Pero el estaba más preocupado por la probable perdida total de su coche que por lo que acababa de pasar. Me pidió disculpas y dijo que no me había visto, que no sabía como es que había pasado lo que pasó. Ya había algunas chismosas con él y eso me preocupó, pero un señor que aparentemente lo vio todo, me dijo lo que vio y coincidía con lo que yo recordaba. La culpa fue toda del imbécil ese. Las chismosas solo estaban calmando al wey ese y se mostraron amistosas conmigo. Dejé de preocuparme un poco.



Para no hacer el cuento más largo, llegaron ajustadores, grúas, policías, mamás, más mirones, más chismosos, provocamos una cola de unos 2 kilómetros, a mi coche se le rompió la suspensión y varias partes del motor y todos los focos y las dos llantas de ese lado, a su coche no creo que le haya quedado una pieza del motor bien, el se lastimó el hombro y por lo visto la cartera porque tuvo que pagar por daños a la nación. 

Ha sido, por mucho, el choque más aparatoso y fuerte en el que me he visto involucrado. No dejé de temblar en varias horas y hasta ahorita, sigo con una sensación muy rara y hasta molesta en el cuerpo y en la cabeza. En la mañana, acostado en el vapor del lugar donde entreno, veía caer las gotas que se formaban en el techo y verlas venir hacia mí me provocaba reacciones involuntarias en el cuerpo, como de miedo.

No se que sea, no creo en la mala suerte, pero de mayo para acá, he estado en 4 choques que pueden ser considerados como fuertes, solo uno de ellos por mi culpa. También me han robado todos los focos del coche y me han dado portazos y rayones por todos lados. Tal vez podría ser más cuidadoso pero no creo que los incidentes tengan algo que ver con mi habilidad al volante. 

El futuro me depara mucho transporte público y aventones al por mayor. 

Por cierto, la canción, por si les interesa, es muy buena. 

2 comentarios:

Juan Llave dijo...

Días después de la avalancha del Izta, inevitablemente al cerrar los ojos veía olas de nieve venir hacia mi. La primera vez que fui al mar después de eso, estaba en la parte donde rompen las olas y cuando vi venir una tuve pánico, no miedo, pánico, me quede paralizado viendo la ola y fue, uno de los momentos en los que más miedo he tenido.

Unknown dijo...

yo también en algún momento de mi vida veía muros de contención acercarse a mi cuando iba manejando

ideas y más ideas y más...